miércoles, 22 de junio de 2022

No Panty Today





Amaneció como un jueves cualquiera, otro día más en la oficina, con el único consuelo de que falta menos para el fin de semana. Como cada día mi atuendo se compone por el reglamentario conjunto ejecutivo, acomodo todo en la cama para vestirme con comodidad pero a la hora de tomar las panty algo se apodera de mi, en vez de deslizarlas por mis piernas las regreso al cajón de mi cómoda, una rebeldía desconocida, una fuerza voluptuosa me impide colocarlas en mi cuerpo, así que tomo el resto de mi ropa y me las pongo.  Todavía en la puerta algo me detiene, pero esa llama prevalece, tomo mis cosas y salgo con la certeza de que hoy será un día diferente.

La mañana transcurre sin complicaciones, completando los mismos procedimientos diarios y la ausencia de mi jefe se nota, pero ni se menciona, pero la falta está latente. De vez en cuando siento que me miran y me pregunto si el hecho de no tener pantis el día de hoy abra llamado la atención, pero en vez de molestarme o sonrojarme, me excita, hace que mueva mis caderas con ahínco, que me incline más de lo necesario, que desee abrir las piernas para ver si alguien se sonroja con lo que ve: mi coño depilado con esmero y brillante de excitación.

Las horas pasan deliciosamente lentas, logrando que mi calor corporal aumente a pesar de las bajas temperaturas que produce el aire acondicionado, siento una sensación de calor en la flor entre mis piernas y he tenido que controlar mis ganas para no ir al baño e intentar libérame, en más de una ocasión mis manos se han deslizado por mis muslos pero me he detenido a tiempo para no hacer un espectáculo en pleno piso atestado de personas.

Por fin el día va llegando a su fin y solo deseo llegar a casa, arrancarme la ropa y usar uno de mis maravillosos jugueticos para apagar el fuego que me abraza. Las últimas horas las paso imaginándome en mi cama, con las manos sobre mi cuerpo, abriendo mis pliegues, incitando ese botón sagrado y maravilloso, gimiendo de placer, pero algo me despierta de mi ensoñación, giro mi rosto y ahí está un hombre alto, fuerte, de mandíbula cuadrada y poderosa, que ha plagado más de uno de mis sueños eróticos, mi jefe. Tiene un brillo diferente en sus ojos, me penetra con la mirada y se dirige a mí con pasos largos y elegantes.

- Buenas tardes, señor. Puedo ayudarle en algo.- son las palabras que brotan de mis labios.

- Si, el informe del proyecto Country, lo estaré esperando en mi oficina. Gracias.-Sin más se retira.

Observo alrededor y es claro que la hora de irnos ha llegado, mis compañeros me miran con pena, esto me tomara por lo menos una hora más. Pongo manos a la obra, entre más rápido termine, mas pronto podre llegar a casa y regalarme esos cuantos orgasmos que hoy he reprimido. Trabajo rápido y con precisión, así que en menos de 40 minutos he terminado, imprimo el documento y me dirijo a la oficina de mi jefe, la cual es acristalada, pero en estos momentos tiene las cortinas bajas, no totalmente cerradas, todavía es posible distinguir siluetas por las pequeñas ranuras. Toco un par de veces e inmediatamente entro en el lugar, lo veo con el seño fruncido a causa de la concentración, ni siquiera levanta la mirada, alza una mano para indicarme que me siente y que le entregue el documento.

Abre el documento, se toma unos minutos para revísalo, otra vez no se que se apodera de mi, aparto mis piernas con sensualidad con la certeza de que si levanta la vista podrá ver mi intimidad, pero no puedo evitarlo, ese calor que me ha atenazado todo el día vuelve con intensidad, y ocurre lo esperado, levanta la vista y su mira esta fija en ese punto entre mis piernas, puedo ver un brillo nunca antes visto en sus ojos, se levanta lentamente se desliza sobre el escritorio, quedando recargado este y solo con la mirada me motiva a abrir más las piernas y en ese momento lo siento, lo comprendo, este ha sido el motivo de no usar las pantis, de que todo el día la pase excitada, así que actuó.

Coloco mis manos en mi cuello  y las deslizo lentamente atreves de mi busto, soltando algunos botones, continuo mi recorrido hasta llegar al bordillo de mi falda, lo miro, y su mirada solo grita continua, así que obedezco, hago el retroceso con mis manos y con ellas mi falda se levanta y mi coño se muestra listo y dispuesto.

S⁶u manos se apoyan en la madera que le sostiene, es como si buscara un punto de sostén para controlarse, levanto derecha mi pierna derecha y la coloco en la silla continua, y dejo que mis manos se adentren en mi sexo, abro mis pliegues e inicio un lento recorrido por estos, mis fluidos hacen que mis dedos se deslicen con soltura, sin restricciones, mis ojos nunca abandonan su rostro y sus ojos nunca abandonan mi sexo, es sensual, excitante, perverso y erótico, con lentitud introduzco un dedo en mi cavidad y su mirada se profundiza aun mas, inicio un lento vaivén y de mis labios escapan gemidos y suspiros, necesito mas así que el segundo y tercer dedo se unen al baile, me siento cerca, siento el orgasmo formándose en mi bajo vientre, lo espero con ansias y justo cuando se que con solo unas envestidas mas lo conseguiré, el aparta mis manos, lo miro frustrada y deseosa, el solo sonríe.

Se arrodilla entre mis piernas y con rapidez lleva sus labios a mi clítoris, me asalta con hambre y necesidad y sus dedos ocupan el lugar donde hace un momento estaban los míos, la excitación regresa con mayor intensidad, mis gemidos aumentan de volumen, no me preocupa que el guardia de seguridad puede subir a piso y ver nuestras acciones por las semi-corridas cortinas o que escuche mis gemidos, solo estoy concentrada en las maravillosas caricias que recibo, en como succiona  y chupa mi sexo, como traga cada gota de fluido que brota de mis entrañas, como sus dedos entran y salen de mi cuerpo, lo deseo, lo necesito, pero una vez más se detiene. Esta vez todo es más rápido, en poco segundo tengo su polla en mi boca y sus manos en la parte posterior de mi cabeza, esta dulce y salada a la vez, guía mis movimientos y chupo su largo y duro pene, una de sus manos se desliza por mi espalda y se introduce por mis nalgas hasta alcanzar mi clítoris, se mueve con precisión, y fuerza, chupo con ansias, Dios lo deseo, mis venas recorren su falo, y la punta de su polla toca mi garganta, es bueno y maravilloso.

Cuando la necesidad en ambos es insoportable, se aparta, me levanta y en pocos segundos estoy con el rostro sobre el escritorio y su enorme falo me penetra de una sola y rápida envestida, es rápido y fuerte, y sé que esta vez obtendré lo que he deseado todo el día, entra y sale de mi cuerpo con presión y maestría, como solo un hombre como él podía, toca cada fibra de mi cuerpo con destreza, y el concierto de gemidos que escapan de mis labios es la mejor sinfonía, sus gruñidos en mi oído solo motivan y alientan a los míos.  No sé si fueron minutos u horas, pero el ansiado orgasmo llega fuerte, abrazador, demoledor e inclemente, dejándonos a los dos agotados y satisfechos.

Cuando normalizamos nuestros ritmos cardiacos y respiraciones, se levanta, me ayuda a hacer lo mismo, y con sus fuertes manos intenta organizar mi ropa, se inclina besa fuerte y sensualmente mis labios, y se dirige a mi hoy oído y sus palabras solo me hacen pensar, que el día de NO PANTY TODAY,  continuará mañana.

Fin





miércoles, 16 de mayo de 2012

Un Intruso Mañanero


Un Intruso Mañanero
Sonyi Vargas

Como cada mañana el sol se cuela por la ventana para darme la bienvenida a un nuevo día, pero ese intruso no es el que me saca de los brazos de Morfeo, es esa mano perezosa en mi espalda, esos labios traviesos en mi cuello, esa pierna intrépida en mi entrepierna. Con el deseo naciente, pero con la bruma del sueño todavía  entumeciendo mis sentidos, mi cuerpo reacciona a solo su contacto, se gira en esos confortables brazos y busca mas piel, es más las ganas de tocar se despiertan junto con las de ver y de admirar a mi despertador.

Con algo de reticencia abro los ojos y dejo que vaguen por ese cuerpo que tiene las curvas y planos  adecuados, por ese trasero turgente  y prieto, esa espalda esbelta y fuerte que desemboca en esos hombros anchos, para dar inicio a ese hermoso cuello y con ello a esa mandíbula cuadrada y masculina, entonces sus labios te dan la bienvenida a ese rostros ladino y cruel que posee esos ojos profundos e intensos.

Ahora todo su cuerpo está activo, sobro todo esa parte llamativa y perfecta entre sus piernas, sin lugar a dudas hermosa, llamativa y erguida.
Con sus grandes y rudas manos acaricia mi cuerpo de la cabeza a los pies y se pierde en lugares que solo se le permite a él.

En su rostro esa sonrisa picara e implacable que me enloquece, ese mirada astuta y calculadora que me desarma.
Mis manos toman vida propia y empiezan esa danza tan conocida en su cuerpo, recorriendo cada plano de este perfecto Dios.


Su boca reclama la mía con fiereza, incitándola a doblegarse, a esclavizarse a sus deseos, pero no, la mía también se siente poderosa y se lo hace saber con lamidas y mordidas hasta sentir el sabor metálico de su sangre. Comenzamos una batalla campal donde ninguno desea rendirse, mi lengua traza su labio inferior con sutileza sometiendo su voluntad a lamidas hasta que abre esa caliente y húmeda cabida que de inmediato asalto a placer, donde lo marco como mío, de mi propiedad, donde estampó mi firma hasta su garganta.

Con hambre me traslado a su mandíbula, desplazo mi lengua hasta su cuello, donde lo vuelvo a morder y lamer a mi antojo.
Pero él no se queda atrás mi cuello sufre su cruel venganza dejando la certeza de que en unas horas mi piel tendrá un color oscuro y negruzco por su culpa. Sigue un camino húmedo por mi hombro donde apoya sus manos y gira mi cuerpo con violencia, ahora esto de cara a la cama con él sobre mis caderas donde inicia su más reciente aprendida técnica de tortura, con sus manos y labios recorre mi espalda con gula y desesperación al compas del maravilloso vaivén de su pelvis contra mis nalgas.

Pero yo no me rindo tan fácilmente, con movimientos sinuosos muevo mis caderas sobre su más que dura erección, apretando mis glúteos con su pene que ya empieza a expulsar humedad. De su garganta brota un gemido gutural y con renovada violencia gira mi cuerpo, ahora si estamos en punto, donde puedo ver su hermoso rostro y restregar mi más que húmeda entrada con su entrepierna.

Me mira a los ojos con malicia y lujuria, de la nada saca una largas y anchas tiras de seda y con rapidez ata mis manos sobre mi cabeza, es claro que esto va para largo y la que está en desventaja soy yo, por supuesto no me estoy quejando.

Sus labios vuelven a los míos y esta vez los conquista sin batalla, estoy dispuesta a dejarme dominar, seduce mi boca con maestría, marca mi lengua con su calor, tatúa en mi paladar su aliento.

Emito un gemido de protesta y frustración cuando abandona mi boca, pero pronto soy recomenzada al sentir su dulce lengua en mi tórax y sus manos en mis excitados pezones. Esa lengua pecaminosa bordea mi pecho sin permitirme sentir su calor en ese botón tan necesitado. Con fiereza ataca mi seno izquierdo con sus dientes y lengua y mi derecho es agasajado con una de sus manos mientras la otra me sostiene de la cadera para evitar los convulsos movimientos de mi cuerpo debido a la excitación.

Cuando se siente saciado de uno de mis pechos pasa al otro para darle el mismo tratamiento, yo solo gimo y grito de éxtasis e impaciencia. Abandona mis más que húmedos y doloridos pechos para desplazarse a mi vientre donde su boca vuelve la faena de dejarme empapada de su saliva, su lengua se hunde en mi ombligo y mi cuerpo salta de la impresión. De sus carnosos y cálidos labios solo se escucha una ronca risa que demuestra que lo está disfrutando, ya me tocara a mí cobrarme esta.

Continua su camino y con su fuerza innata abre mis pierda donde contempla la flor de mi feminidad, abierta, roja y dispuesta para él. Sin mimo, piedad ni contemplaciones asalta mi intimidad, que esta húmeda y ansiosa por los jugos que expulsa mi vagina. Su lengua diestra y hábil recorre mis labios dejando de lado mi clítoris ansioso, sus dedos largos y delgados tientan esa entrada dispuesta, mis gritos han subido de nivel y con la firme intensión de aumentarlos inserta de una sola embestida tres de sus dedos curvándolos en mi interior mientras su lengua asalta mi botón de placer al mismo tiempo.

No hubo tregua, lamio, chupo, mordió y adsorbió de mi mientras yo solo era capaz de boquear por aire, y gritar de satisfacción, sus dedos me embistieron con fuerza y habilidad curvándose en los lugares adecuados, golpeando ese punto delicioso que me hizo ver las estrellas, al cabo de pocos minutos o quizás mucho tiempo después no sabría decir, mi cuerpo convulsiono, grite hasta quedarme afónica, me sacudí sobre el colchón, subí al cielo, toque estrellas y planetas y volví sin aire y forzando a mis pulmones para que lo adquirieran.

Cuando pude recuperar la conciencia esta desatada y mi torturador personal solo me sonreía, demostrando su satisfacción por hacerme perder el control.
Cuando por fin logre recuperarme me lance sobre él, era mi turno de hacerlo gemir y gritar hasta desfallecer.

El como siempre me recibió gustoso, entregado a mis expertas manos. Sin perder tiempo ataque su cuadrada mandíbula dándole lengüetazos húmedos y prolongados bajando por ese cuello maltratado por mis anteriores mordiscos, dejando salir mis dientes de vez en cuando para que supiera quien estaba al mando. Masajee su tórax, bese, chupe y mordí cada porción de piel que estuvo a mi alcance hasta llegas esas sensibles tetillas que me llamaban a gritos, las apreté, lamí, mordí y deguste a placer arrancando de su siempre compuesta boca palabras discordantes y poco apropiadas.

Seguí mi recorrido por su perfecto abdomen hasta llegar a esa conjunción de huesos que forman esa hermosa V que me hace perderme, bese cada plano, hueso y musculo de su cadera que me llamaba a seguir su danza, escuchando la hermosa sinfonía que provenía de garganta, y sintiendo la tensión en cada musculo de su cuerpo, como sus manos fuerte y amplias se sostenían de las sabanas blancas de nuestro lecho.

Y justo cuando de su boca salían  una sarta de maldiciones engullí su hermosa polla, deleitándome con el sabor amargo, salado y a la vez dulce de sus fluidos, apretando su glande, absorbiendo y chupando, masajeando sus testículos con una de mis manos y usando la otra para ayudarme a moverme arriba y abajo, lo introduje hasta donde cupo en mi boca tocando con su cabeza mi garganta y empecé ese ritmo cadencioso entre lento y rápido que tanto adora, entrando y sacando su bello miembro de boca, sacando mis dientes con cuidado para que me sintiera mas intenso y profundo, delineando mi lengua por esas venas que me seducen y junto en el momento en que lo sentía tensarse y perder el control, levanto mi cuerpo y me penetro con fuerza, demostrando cuando excitado estaba y cuan agradecido por mi trabajo.

Fue un baile intenso, pesado, contante y a la vez errático, un baile medido y discordante, donde manos, brazos, piernas y bocas se enredaban en el otro, donde mis unas se clavaron en su espalda y mis dientes en su pecho, hombro y cuello y sus manos en mis caderas de forma tal que dejarían huellas.

Entraba y salía de mi con precisión, con fuerza y rudeza y a la vez entrega y pasión, donde nuestros ojos lo decían todo, no había palabras que expresaran nuestro sentir.

Nuestros cuerpos se movían con sintonía y deleite, se conectaban con destreza y entereza como dos piezas de un puzle que encajaban a la perfección pues se pertenecían. Como mi entrada lo apretaba con fuerza sin ninguna intención  de dejarlo salir, y mi botón ansioso rosaba su carme con cada embestida. Después de lo que me parecieron horas de entradas y salidas, penetradas y recibidas mi cuerpo comenzó a sentir las primeras olas de ese tsunami arrollador, y como poco tiempo atrás grite y gemí como desquiciada mientras sentía al hombre que me sostenía derramarse en mi interior, escuchando a lo lejos como gruñía y maldecía. Alcanzamos la cima y nos arrojamos sin cuerda, tocamos las estrellas y nos estrellamos a simple tierra sin ningún sostén y así el orgasmo mas demoledor nos llevo al nirvana del placer.

Luego de boquear por aire y lograr introducir un poco a nuestros pulmones mi intruso mañanero abandono mí más que satisfecha profundidad que siempre estaba dispuesta a recibirlo.

- vamos preciosa, hoy hay que ir trabajar.- y después de semejante ejercicio tiene el descaro de decirme que vaya a trabajar.

- ujuuuu.- solo puede gruñir, así es el Indestructible, invencible e interminable fuente de placer, ojo, no me estoy quejando.


Fin 

lunes, 12 de marzo de 2012

Deseo


Deseo

One Shoot

Sonyi Vargas




Sus pieles arden sin apenas tocarse, sus manos gritan por un poco de contacto, en sus ojos hay fuego que los derrite por dentro y es que el deseo que sienten es intenso, incontrolable, como una maldición que los consume.

Eliminan la distancia que los separa, que los mantenía alejados con una rapidez increíble, una vez que están cerca, frente a frente no pierden tiempo y se devoran, la ropa desaparece, las manos cobran vida propia, sus ojos se comen y sus bocas se reclaman.

Las manos expertas masculinas recorren con pericia el frágil y delicado cuerpo a su lado, poseedor de una belleza impactante, una pasión enloquecedora y unos ojos inocentes, lo que la hacen capaz de tenerlo a sus pies.

Pero esas pequeñas y dulces manos no se quedan atrás se insertan en esos mechones oscuros y tiran de ellos para hacerle saber a su amante de la necesidad, su necesidad de el, de sus besos, de su cuerpo, que la posea hasta la saciedad, hasta perder la cordura y él como buen receptor, además de conocerla mejor que a si mismo responde sus suplicas con intensidad, con fuerza, demostrando su deseo y sus ansias de ella.

El juego previo es innecesario, además de desesperante, se entregan el uno al otro como siempre, volviéndose uno, haciendo que sus cuerpos se conviertan en una maraña de extremidades, dejando la oscura habitación inundada con sus gemidos, impregnada del olor de la excitación, donde los gemido se convierten en gritos y gruñidos dejando claro que sucede en su interior.

La precisión con que penetra a su amante ya es conocida pero al mismo tiempo es nueva, siempre es nueva y diferente cada experiencia, sentir como encajan, ella lo envuelve en su interior, como él pertenece en ese lugar, entendiendo una vez más que ese es su hogar....

El grito de placer que escapa de la garganta femenina al recibir al intruso es solo la manera más frívola de demostrar su satisfacción, como su cuerpo lo recibe a voluntad, como se expande su cavidad solo para recibirlo, la maravillosa sensación de sentirse llena, completa es incomparable.

Con fuerza, precisión y destreza empieza ese vaivén tan delicioso para ambos, siendo cada una más intensa, más poderosa, más esperada y mas ansiada, llevando sus cuerpos con cada embiste a un nuevo nivel, cada instante más cerca del éxtasis.

La fina capa de sudor que los cubre es solo una muestra del maravilloso esfuerzo, las pupilas dilatadas negándose a cerrar los ojos, los labios resecos, la falta de aire, es solo la tortura más placentera....

Sus manos no se quedan quietas recorren el cuerpo del otro, tratando de memorizar las curvas, los músculos, los estremecimiento a que están sujetos, las bocas no dejan espacio sin rozar, morder, chupar y besar.....

Los hermosos y formados pechos de la mujer nunca fueron desatendidos, porque si no era esa habilidosa boca la que le daba placer, lo hacían esas fuertes y torneadas manos...

El cuello, espada, cabellera y glúteo del hombre sintieron en cada momento como esas manos lo acariciaban a ratos y en otros lo arañaban o estrujaban.....

Sus ojos unidos de vez en cuando, sus labios sin ganas de separarse a no ser para susurran palabras dulces y sensuales en los oídos contrarios o besos en cada porción de piel que alcanzaban, gritaban mas, ansiaban mas y ellos se lo estaban dando...

Al sentir el ansiado final cerca, pero a la vez deseando alargarlo un poco más, unas manos traviesas y habilidosas se perdieron entre sus cuerpos tocando ese botón rojo, hinchado y dispuesto logrando con pocos pero intensos roces ver las estrellas a la joven amante, haciendo que su interior se contrajera de tal forma que el miembro masculino fue exprimido haciendo que su dueño tocara el cielo.

Exhaustos, cansados y satisfechos cayeron en la suave y cómoda cama, amarrados todavía disfrutando del placer del maravilloso orgasmo.....

No supieron si fueron horas o solo minutos lo que necesitaron para normalizar sus respiración, pero al poder lograr ingresar aire a sus pulmones con normalidad se abrazaron una última vez, se besaron una vez más, sin palabras, solo diciéndose hasta luego con los ojos, levantándose ambos, vistiéndose y dejando la habitación de ese hotel, ansiando el próximo encuentro.

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Un pequeño relato a ver si les gusta. Gracias por llegar hasta aquí... Besos

miércoles, 4 de enero de 2012





Todos los personajes pertenecen a Stephanie Meyer, la mujer que nos regalo un mundo mágico para soñar, amar, reír y darnos cuenta que un para siempre esta en nuestros corazones, yo solo juego con los personajes, por lo que solo la trama me pertenece.
Un millón de gracias a mi hermosa beta, Ana Francheska, que se tomo el tiempo para corregir todos y cada uno de mis errores… Princesa sin ti esto no hubiera sido posible.
Mi gratitud a mis chicas de Clan Meyer, que siempre me dicen tu puedes y apoyan cada una de mis locuras, las adoro, son las mejores amigas que podía pedir y mas que amigas son mis hermanas, mis compañeras.
Esta idea nació de un momento de inspiración que pensé que nunca llegaría, pero me asalto de repente y no pude dejarlo pasar, espero que les guste y si no también me gustaría su opinión.










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¿Un Perfecto Regalo de Navidad?
Sonyi Cullen







Summary: Contest: S.L.N. ´´El lo había perdido todo, solo la soledad le acompañaba y así pensaba pasar el día de navidad, sintiendo su dolor, y ahogándose en su miseria, con el deseo de un obsequio que por más que quisiera no podía esperar. ¿Qué pasará cuando ese regalo se presente en su puerta? ¿Será su salvación o su condena? ¿Será que Santa Claus se acordó de él? O ¿simplemente debe hacerse la idea de que todo se paga y vinieron a cobrarle sus deudas?´´

El camina por los fríos y oscuros pasillos de ese fastidioso lugar, cada noche la angustia y desesperación se hacían presentes y le impedían dormir, pero hoy era más que nunca y su mente no entendía porque, supone que los últimos eventos, aunados a sus tormentosos recuerdos y la sensación de pérdida hacían el dolor que producía ese agujero, que hace días sentía en su pecho desgarrador, y con ello una soledad insoportable.

Edward Anthony Masen con sus 27 años sentía que no había conseguido nada en la vida, obtuvo una carrera que al fin y al cabo le fue impuesta por sus padres, su carácter huraño lo único que consiguió fue alejar a los pocos amigos de verdad que tenía y con ellos a la única mujer que ha amado en la vida. Pero es que como no ser un amargado si su vida siempre estuvo condicionada a lo que sus padres deseaban y ahora que ya no están, sin embargo, se siente sin rumbo, sin norte ni sur, ellos siempre guiaron sus pasos y con su ausencia no sabe a dónde dirigirse, aunque le moleste aceptarlo ellos le dieron una vida miserable pero fue la única que conoció.

Esa enorme mansión que hoy solo era habitada por él, nunca fue su hogar, a donde quiera que miraba los horribles adornos de su madre Elizabeth lo mortificaban, hasta su propio cuarto se sentía como de ella, ella eligió los colores, los muebles, hasta su ropa ella tenía que aprobarla, y no conforme con eso, su padre eligió a que universidad debía asistir, que carrera debía estudiar, según él era su deber continuar con el legado familiar, dirigir Industrias Automotrices Masen, así que estudiar administración era parte de sus obligaciones cuando lo que él siempre soñó fue salvar vidas, estudiar medicina, pero claro eso no estaba en los planes de sus perfectos padres.

Pero su miserable vida no se reduce a las elecciones de sus padres, sino a su falta de valor, a que nunca uso su voz para expresar lo que verdaderamente deseaba, y es que siempre cuando intentaba rebelarse la imagen de él sin el apoyo de sus padres, sin sus lujos y sin su dinero le aterraba, así que pensándolo bien no todo es culpa de sus controladores progenitores, también era su culpa por no tener la fuerza para luchar, por permitir que ellos le dijeran siempre que hacer y con ello perder todo lo que verdaderamente ha valido la pena, ella, la única que siempre lo apoyo, la que siempre estuvo dispuesta a darlo todo por él, la mujer más fascinante, hermosa, pero sobre todo la única que lo amaba incondicionalmente, pero que por su estupidez aparto de su lado.

Isabella Marie Swan, una chica con unas energías inagotables, alegre, imperativa, una guerrera en todo el sentido de la palabra, nunca se detiene cuando quiere algo y defiende a los suyos con uñas y dientes, pero a la vez con un alma tan pura, dulce que es capaz de hechizar a cualquiera y eso fue exactamente lo que paso con él, la conoció en la universidad, supone que algo bueno tuvo que salir de asistir a NYU, ella era estudiante de Arquitectura así como también era medio excéntrica, con sus pantalones raídos, zapatos gastados, suéteres con alguna imagen de salva al mundo, alguna causa noble o alguna banda desconocida, pero sin duda con una belleza fuera de este mundo, con ella aprendió a divertirse con las pequeñas cosas, a disfrutar con sus amigos, claro que eso solo duro hasta que volvió a casa esa navidad, donde le esperaban fiestas frívolas, una vida ensayada y máscara impuesta, pero también los regalos materiales que según el eran lo que necesitaba.


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En la siniestra noche que se mostraba ante mi seguí mi recorrido hasta mi habitación, supongo que para lo único que tuve valor después de la muerte de mis padres en ese terrible accidente de avión fue para quitar esos horribles colores de mis paredes y esas funestas sabanas que solo me recordaban a ellos, así que no estaba del todo mal, pero es que con solo saber que estaba en esta casa hacia que los odiara de todos modos, cruce el umbral que me llevaría a esas cuatro pareces que se han convertido en mi refugio estos días pues, sin trabajo por las fiestas, no tenía más que hacer. Encendí el reproductor y los acordes de All I want for Christmas is you llegaron a mis oídos, de ahí me dirigí a mi hasta la cama, dejando que la música me embargara y con la esperanza de que me tranquilizara.

I don't need sleigh rides in the snow
I don't want a Christmas that's blue
Take back the tinsel, stockings and bows
''cause all I want for Christmas is you

I don't need expensive things
They don't matter to me
What I want can't be found
Underneath the Christmas tree

You are the angel that tops my tree
You are my dream come true
Santa can't bring me what I need
''cause all I want for Christmas is you

Conforme la canción seguía su curso muchas cosas llegaron a mi mente, cómo deje que el amor de mi vida se fuera una vez regresé a la universidad en el semestre siguiente, estaba más fastidioso que de costumbres, con solo par de día en casa con mis padres me transformé, será que escuché mucho de mi padre que nunca sería como él, que nunca lograría tener el suficiente potencial para continuar con el legado de mi familia, que estaba pasando demasiado tiempo con personas inferiores a mí, o mi madre que insistía en que eligiera una pareja, que ya era hora de que sentara cabeza, y cuando le hablé de Isabella solo dijo que para pasar el rato estaba bien, pero que ella nunca sería la mujer ideal para mí, en solo unos días me convertí no solo en un huraño amargado, sino también un idiota que trató mal a sus amigos y humilló a su novia, pero sin embargo, Isabella seguía allí, amándome, perdonando siempre mi actitud, justificándome, hasta que se cansó de mi actitud, de mis estupideces, de que la tratara como si yo fuera superior, pero creo que la copa que derramó el vaso fue cuando me metí con nuestros amigos, todavía tengo la escena en mi memoria.

- Edward, la fiesta de Alice es esta noche, ¿estas emocionado?- me dijo Isabella.
- Por qué lo estaría, pasar la noche en una estúpida fiesta, además no iremos.- le conteste con desdén.
- Cómo que no iremos, se lo prometiste, es su cumpleaños.-me increpó.
- No iremos Isabella, tengo mucho que estudiar, y tu no iras si yo no voy.- para ese instante, ya estaba molesto, y le grité.
- Cómo que no, es mi mejor amiga, y sí iré, si quieres no vayas.- como dije ella era una guerrera, y defendía lo que quería hasta el final, así que me grito, a pesar de ser pequeña podía intimidar, solo que no a mí.
- ¿Prefieres ir a la fiesta de esa chiquilla malcriada, en vez de hacer lo que te digo, pretendes desafiarme, e irte con esos amigos que tienes?, supongo que mi madre tiene razón, no eres la mujer que yo necesito, tu deber es obedecerme.
- Obedecerte, en qué época crees que vives, además desde cuándo lo que dice tu madre a ti te importa, o mejor aún, a mí me importa, pero supongo que ella tiene razón, yo no soy la mujer para ti.
- ¿Qué estas insinuando?
- Yo no insinuó, solo digo que nunca he necesitado permiso para hacer lo que deseo, y no pretendo pedírtelo a ti.

Isabella salió de mi habitación como una fiera, y yo pues como era lógico me sentí fatal después de su partida, así que decidí ir a la fiesta y así disculparme.

Esa noche llegue a la fiesta, y como esperaba estaba llena de personas, empecé a buscar a Isabella, después de caminar por todo el salón principal la encontré con Alice, Jasper, Rosalie y Emmett en el quiosco posterior.

- Buenas noches.-dije.
- Hola Edward.
- Isabella, siento lo de esta tarde, solo estaba estresado.
- No te preocupes amor, yo sé que es difícil para ti, entiendo.- me regalo esa hermosa sonrisa, que me relajaba.
La noche comenzó a avanzar, después de mi media disculpa, pero como siempre yo lo tenía que arruinar, y esta vez para siempre. Comencé a beber, y con ello la frustración por la patética vida que yo permití que me impusieran salió a la superficie.

- Edward, amor, creo que has bebido demasiado, ¿que tal si vamos a casa?
- Estoy bien bebe.
- Edward creo que Isabella tiene razón, deberías ir a descansar, mañana tiene clases.- me dijo Alice.
- Tú que sabes, tienes la vida perfecta y si haces una fiesta supongo que es para disfrutarlo.- le conteste.
- Edward creo que estas al límite.- Salió el nene a defender a su campanita.
- Edward, compórtate, estás hablando con nuestros amigos.-
- Y qué, para mí son un montón de niños que no saben nada de nada, ustedes solo están ahí siendo patéticamente felices, la verdad no sé qué hago aquí, soy demasiado para estar con todos ustedes.- les grité.
- Pues si eres demasiado, quizás ya no deberías juntarte con nosotros.- me dijo Emmett de forma mordaz.
- Ya quieran, si ustedes son alguien porque siempre están conmigo.
- Suficiente niño bonito, aquí el único que es alguien porque está con nosotros serás tú, pues no eres más que un niño que hace todo lo que tus padres dicen, que no sabe lo que es esforzarse por nada, tus queridos padres se aseguran de que todo lo tengas en bandeja de plata, el que siempre se queja por tu patética vida, al que nosotros hemos soportado porque eres el amor de Isabella y hemos perdonado cada una de tus malcriadeces, madura de una vez, tus padres no te harán la vida fácil toda la vida, y nosotros no estaremos aquí para siempre , lo siento Isabella, pero esto es el colmo.- me gritó Rose.
- No, la que lo siente soy yo, Edward nos vamos.- después de mucho refunfuñar pudo sacar mi cuerpo de esa casa.

Llegamos a mi departamento, ella me acostó, y al ver un nuevo día otra vez me sentía fatal, solo que esta vez, una disculpa no iba a ser suficiente, al lado de mi cama estaba una nota con la pulcra letra de mi novia, donde me decía que ya había sido suficiente, que lo nuestro se acabo, con rabia y decepción la rompí, así como estaba mi corazón.

La busqué, trate de hablarle, pero siempre obtuve un no como respuesta, llegaron las vacaciones y regresé a casa, sin mi ancla y un corazón destrozado, además de la presión de mi familia, todo fue quedando en el ayer, no la busqué mas pues me convencí de que ella era la que debía venir a mí, así pasaron los dos años siguientes de escuela, y al finalizar regresé a casa a cumplir con mi deber.

I don't need expensive things
They don't matter to me
What I want can't be found
Underneath the Christmas tree

You are the angel that tops my tree
You are my dream come true
Santa can't bring me what I need
'cause all I want for Christmas is you

All I want for Christmas is you
Yeah all I want for Christmas is you

Con los últimos acordes regresé de mis reminiscencias, a la vez pensando en lo mucho que ésta tenía razón, nada de lo que tengo puede satisfacerme, ninguna de mis posesiones es lo que yo deseo, y como cuando era niño que le pedía a Santa Claus lo que quería para navidad y siempre lo conseguía, este año el no puede dármelo, porque lo único que quiero para navidad eres tú, mi Isabella.

Con ese último pensamiento me quede dormido, dejándome llevar a los brazos de Morfeo, en un sueño cargado de anhelos, pero también donde todos mis miedos y pérdidas los poblaron sumiendo mi descanso en una tormenta que me impidió descansar.

La mañana de navidad me recibió con el mismo agotamiento de la noche anterior, me levante como todos los días, en la misma soledad y agitación acostumbrada, pero sobre todo con la amargura que los recuerdos que la noche anterior me trajeron.

Bajé a la cocina a ver si encontraba algo que comer, pues con las fiestas todos los empleados estaban libres, y era mejor así, pues con mi humor no sería agradable encontrarme con alguno, para ellos claro.

Conseguí algo de comer y me preparé mentalmente para pasar el día entre libros, películas y unas cuantas copas de whiskey, no pensaba salir de casa, me aseguré de que todos los hipócritas que supuestamente eran mis amigos pensaran que salía de la ciudad, no tenía ninguna novia, solo amantes ocasionales a las que nunca les daría explicaciones, ya que cuando sentía que algo podía volverse serio las sacaba de mi vida, pero ni siquiera podía decir que había una merodeando, tenia meses que no soportaba a ninguna, ya que los recuerdos de lo perdido se volvían más intensos, pero parece que ellos tenían vida propia y sus intenciones ocultas, pues solo hice sentarme en el salón de entretenimiento cuando volvieron a atacarme, con la misma intensidad de la noche anterior y con el dolor tan intenso que sentía que no podía respirar, solo que esta vez me llevaron mis padres y su muerte.

Estaba como cada día desde mi graduación, en la automotora, verificando pedidos, revisando cuentas, y con la orden expresa de no ser molestado, cuando sonó la línea que me comunicaba con mi asistente.

- Yo supongo que eres sorda, no entiendes mi idioma o mejor aun mis órdenes aquí no son obedecidas, Bárbara no se supone que te dije que no quería ser molestado.- le gruñí.
- Disculpe señor pero es que acaban de llamar de la policía.
- ¿Y?, ¿qué pasa con eso?
- ¿Pues es respecto a sus padres?
- Mis padres, pero si son los seres más correcto que conozco, además están de viaje, debe haber un error, o es algo que puede resolver el departamento legal, ¿porque me molestas?
- Es que dijeron que quieren hablar con un familiar, sobre un accidente.

Y así me enteré que perdí a mis padres, iban en un coche de de Boston a New York por vivir la experiencia de viajar en coche, otro conductor irresponsable se les atravesó acabando con sus vidas, dejándome definitivamente solo.

No eran los mejores padres del mundo, siempre exigiéndome más, imponiéndome cosas pero eran mis padres, las personas que me lo dieron todo, a su manera, los amaba y ya no estaban, se fueron de un momento a otro, dejándome sin su guía y mas desorientado que nunca.

Sentado en el sofá reviví el dolor de su pérdida, como me sentí al enterarme, lo vacío que me siento, la ansiedad que me provoca su ausencia, me recosté en el sofá sintiéndome más solo que nunca, así me pasaron las horas, ahogándome en mi miseria, auto-compadeciéndome, bonita manera de pasar navidad, el sonido del timbre me sacó de mi auto flagelación, y me devolvió a la realidad, mi tiempo y espacio y con ello a la hora, 6:43 pm, supongo que el tiempo se detiene cuando sientes el peso de tus miedos, dolores y culpas, y observé por un segundo la escena que se presentaba en la pantalla de la televisión, mucha nieve, una pareja con unos pequeños, supongo que así es una navidad en una familia normal.

Con paso lento, y maldiciendo a quien quiera que venga a joderme la vida me dirigí a la puerta, con toda la parsimonia del mundo abrí la puerta para ver, no a quien viene a joderme la vida, sino a un sueño, una ilusión disfrazada de Santa Claus, ahí en un delicado traje rojo, con un gracioso gorro y botas negras estaba ella, con una hermosa sonrisa y su cara angelical, mi Isabella.

Mi cuerpo y mi mente se negaban a reaccionar, solo mi corazón inicio un latir desenfrenado por la visión ante mí, ahí en mi puesta estaba mi deseo para navidad, la mujer que perdí hace tantos años. Su hermosa voz me saco de mi transe.

- Hola Edward, me invitas a pasar.
- Si..... claro..... lo siento.- genial en este momento mi cerebro decide entrar en estado vegetativo.
Con una inclinación de cabeza la invité a pasar ya que después de mi media respuesta no confiaba en mi voz, todavía en estado zombi, debido a la sorpresa, la guié al salón.

- Siéntate por favor.- le dije una vez en el estar y con un poco de confianza.
- Gracias.

Ambos nos sentamos, uno al frente del otro, en los espeluznantes sofás de mi madre, pero con ella aquí no se sentían tan fríos e impersonales. Duramos largo rato en silencio, parece que ninguno tenía nada que decir o podía decirlo.

- Edward, te preguntarás que hago aquí, la verdad es que ni yo misma lo sé.- su hermosa voz corto el denso pero no del todo incomodo silencio.
- La verdad es sí, pero tenerte aquí borra cualquier otra cosa, sabes las veces que lo he deseado y tenido la certeza de que nunca pasaría.
- Pensé que después de tanto años no me recordarías o por lo menos no sería agradable para ti volver a verme. Es más, llegue aquí y no sé si soy bien recibida por tus padres, si ya hay alguien tu vida. Lo siento, no debí venir, pero tenía que disculparme, la forma en cómo terminé todo, como no te deje hablar pero es que estaba tan decepcionada.- me dijo todo de prisa, como luchando por decirlo todo y que nada se le olvidara.
- No, aquí el único que debe disculparse soy yo, yo me comporte como un idiota, te trate mal y nuestros... bueno los que eran nuestros amigos y que humille y maltrate y no valore al igual que a ti.- me levante y me arrodille delante de ella tomándole de las manos.- Perdóname Isabella, te lo suplico, libérame de mis culpas, de parte de mi dolor, aunque no lo merezca, se que nunca volveré a merecerte pero necesito tu perdón.- parecía patético, pero la verdad no me importaba, necesitaba que ella me perdonara.
- Oh, Edward, no tengo nada que personarte, el dolor de tu pérdida fue peor que cualquier cosa que pudieras hacerme, pero es que estaba tan dolida, dañada, decepcionada que tuve que dejarte, no soportaba más, y no quería que todo el amor que sentía por ti se transformara en odio.
- Entiendo, ni yo mismo me soportaba mucho en esos días, creo que me convertí en el ser más despreciable que pudieras imaginar, eras... eres demasiado pura para estar con alguien como yo.
- No digas eso, eres maravilloso, solo que estabas confundido y por lo que veo ya no lo estas, reconoces tus errores
- Sí, claro, tuvo que pasar mucho para entender lo insignificante que soy, tuve que perderte, y perderme.
- No, nunca me perdiste, cada día que estuvimos separados no pude olvidarte, no he podido olvidarte, perdón no debo decirte estas cosas, debes tener alguien más a tu altura.
- No vuelvas a decir eso Isabella, primero tu eres la que está muy por encima de mí y segundo no hay nadie en mi vida, nunca pude olvidarte.
- Edward, por Dios no digas esas cosas, no hay oportunidad para nosotros, aunque no estés con nadie y yo tampoco, yo no soy la mujer que tus padres aprobarían.
- Bueno da la casualidad que no son mis padres lo que tienen que aprobarte, soy yo y eso siempre ha sido así, aunque fueran ellos, no están para decirme con quien y con quien no puedo estar. Si hubiese una oportunidad, por más mínima que sea de poder tener el honor de estar a tu lado, no me la quites, se que pido mucho, sé que no te merezco, pero dijiste que me amas todavía, que no hay nadie en tu vida y mis esperanzas renacieron.- tome su mano y la puse sobre mi pecho.- aquí nacieron mis esperanzas, ¿sientes como mi corazón palpita?, es por ti, es porque te amo.

Mi princesa no me contestó, se arrojó a mis brazos como tantas veces lo deseé, como tantas lo imaginé y siempre pensé que sería imposible. Sus labios buscaron los míos con desesperación, con amor, deseo, añoranza y mucha pasión y yo le respondí con el mismo ímpetu, haciendo que reviviera los mejores momentos de mi vida, cuando ella era mía, solo mía, y ahora la tengo de nuevo.

Nuestros labios se reclamaban con urgencia, reconociéndose de nuevo, pero al mismo tiempo como si nunca se hubieran separado, delineó mi labio inferior con su pequeña lengua y yo obediente al fin le concedí acceso, con adoración y devoción exploró mi boca mientras yo hacía lo mismo con la suya, entregándome a sus brazos, entregándome a ella.

Mis manos obtuvieron vida propia, recorriendo sus costados, sus cremosas piernas que estaban a cada lado de mi cuerpo, pues no sé cuándo ni como terminó sentada a horcajadas sobre mí, enredando sus brazos en mi cuello, reclamándome como suyo, creando esa deliciosa fricción que tanto extrañaba, pues lo extrañaba todo de ella, sus besos, sus abrazos, su pasión, su piel, su olor, su delicioso sabor, toda ella, absolutamente toda ella, la amaba inclusive mucho más que antes.

Cuando nuestros cuerpos reclamaron por aire, separamos nuestras bocas pero no podíamos dejar de tocarnos, besarnos, dirigí mi boca a su largo, delgado y perfecto cuello, y ella me deleitaba con sus maravillosos gemidos, halando con sus pequeñas manos las largas hebras que poblaban mi cráneo, incitándome, llamándome, maravillándome con la perfecta y maravillosa mujer que tenía nueva vez en mis brazos.

Nuestros cuerpos ardían de deseo y excitación, y no mucho después nuestras estorbosas ropas comenzaron a desaparecer para así eliminar la barrera que nos separaba, con extrema delicadeza nos volteé para dejar a Isabella sobre su espalda en la mullida alfombra, supongo que para algo serviría, ya que nunca antes le había visto un uso verdaderamente útil.

Nuestras miradas se conectaron, jade y chocolate, permitiéndome ver en esas profundas y hermosas orbes, dejándome maravillarme con su pura y transparente alma, que los años y el dolor no han sabido marchitar y brillando con emoción y amor.

- Edward, no sabes cuando he soñado con esto, cuando te he extrañado, cuanto mi cuerpo te ha añorado.- le regalé la más brillante de mis sonrisas, porque yo me sentía igual, pero ya estábamos juntos, ya estábamos uno en los brazos del otro.
- Yo también mi niña, pero ya estás aquí y no te dejare ir de nuevo.-
- Cuento con ello.

Volví a atacar sus carnosos, dulces y hermoso labios, eran adictivos, no podía mantenerme lejos de ellos, es como si me hubiera convertido en un drogadicto que tenía mucho en rehabilitación y ahora tuviera toda la dosis que deseara, no puedo dejar de verla, adorarla, tocarla, saborearla.

Nos deshicimos de los restos de nuestra ropa, y pude deleitarme con la visión ante mí, ella simplemente era perfecta y los años solo hicieron realzar su belleza, su rostro mantenía ese aire angelical, con esa sonrisa radiante y esa mirada pícara que la convierte en una pantera disfrazada de oveja, su nívea piel, blanca, pura, transparente, sedosa, cremosa, no existían calificativos para describirla en su totalidad, sus pequeños hombros que eran la antesala a unos largos brazos que culminaban en unas pequeñas y delicadas manos, de su cuello se accesaba a esos hermosos montes que culminaban en dos pequeñas puntas rosas que te invitaban a probarlas, aleje mis deseos para continuar admirándola, de sus redondos y ahora más grandes pechos se descendía a ese valle con esa estrecha cintura fina y delicada que te invitaba a perderte, deje que mis ojos continuaran el descenso a sus caderas y ese espacio entre sus piernas que te llamaba al pecado, pero con ella esa palabra pierde su significado, de ahí continuaban unas largas y torneadas pierdas convirtiendo a la mujer debajo de mi en la más hermosa y excitante criatura que mis ojos han podido ver, pero lo mejor es que era toda mía, y no la dejaría ir.

Luego de admirarla, ya no podía dejar mis deseos de lado, me lance a sus labios, los reclame con urgencia, desesperación, en un beso intenso tratando de entregarle todo mi amor.

- Te amo Isabella Swan, más que nada en este mundo, tu eres mi vida, no te vuelvas ir, no podre vivir sin ti.- le dije sobre sus labios.
- No me iré a ningún lado, yo tampoco podría vivir sin ti otra vez, y te amo con toda mi alma Edward Masen.

Abandoné sus labios para recorrer con mis labios su cuello que me llamaba y así sucumbir en sus hermosos pechos que tanto ansiaba probar, saboreé su monte izquierdo con mi boca, mi lengua y mis dientes, mientras que con una mis manos masajeaba el derecho tratando de darle la misma atención. Isabella con sus gritos y gemidos me hacía saber que mis atenciones eran bien recibidas, además sus manos arañaban mi espalda y de ahí subían a mi cabeza y me acercaban más. Una vez dada parte de la atención a su pecho izquierdo, trasladé mi boca al derecho, para así poder otorgarle el mismo trato.

De ahí me dirigí hacia abajo, hacia ese oasis que necesitaba probar con urgencia, su olor me tenía obnubilado, y mi boca se hacía agua por probar los manjares quedé ahí emanaban, dirigiéndole una mirada a mi preciosa princesa pidiéndole permiso para lo que pretendía, y ella dándome una radiante sonrisa, separe sus piernas y me sumergí en esa secreta parte de su cuerpo que hoy se me permitía explorar, con lentitud y delicadeza acaricié con mis manos y labios, usando mis manos para masajear ese manojo de nervios que sabía la volvía loca y ella no me defraudó, sus gemidos aumentaron decibeles y se convirtieron en gritos que me incitaban a seguir, sus manos se enredaron en mi cabello acercándome más como si fuera posible que me alejara de mi ambrosía, mi lengua recorrió sus pliegues, con ternura, desesperación y firmeza, agasajando a mis papilas gustativas con semejante placer que solo sus jugos podían proporcionarme, la recorría una y otra vez, chupando, acariciando, masajeando, en un ritmo que iba de rápido a lento para prolongar su placer.

- Edward por Dios, ya no puedo más.
- Aguanta princesa, retenlo, por mi.

Con suma delicadeza introduje un dedo en su interior, comenzando un ritmo de adentro hacia fuera, rápido, lento, añadí otro dedo para así aumentar su placer y como siempre tenía razón en este aspecto, su cuerpo comenzó a vibrar, demostrando que su liberación estaba cerca, curvé mis dedos, y los hice girar en su interior como mucho cuidado pero con firmeza, cuando su temblores aumentaron los retiré y use mi boca para continuar y disfrutar del manjar de los dioses que ella me daba, Isabella explotó en un intenso orgasmo, dejándola desmadejada, pero su cuerpo continuaba sacudiéndose, sin perder tiempo me moví para cubrirla con mi cuerpo y penetrarla, de una sola y lenta estocada me introduje en su interior, llenándola de mí y cubriendo mi cuerpo con su dulce carne.

Sus intensos ojos se abrieron de la impresión, y pronto su rostro comenzó a mostrar los signos del placer que le proporcionaba, desfigurándose, y de su hermosa boca salieron gemidos cada vez mas alto, iniciamos una lenta y sensual danza que nos envolvía, sus pequeñas manos se posaron en mi espalda, hundiendo sus dedos en mi carne y sus largas y perfiladas uñas hasta hacerme sentir dolor, un dolor que solo me proporcionaba mas éxtasis del que podía pedir y sin duda del que podía manejar de manera consciente, mi visión se fue nublando, dejando como único objetivo en mi campo de visión a mi mujer, a mi dueña, a la poseedora de mi mente y corazón, conforme avanzaba el tiempo la velocidad de mis envestidas aumentaba y ella movía su cuerpo con violencia encontrando el mío en cada estocada, en algún momentos nuestros ojos se unieron, entrando cada uno en el alma del otro, sintiendo las emociones del otro, viviendo las intensidades y sentimientos del otro, desbordando nuestro amor por nuestros poros.

- Oh, oh, Edward, te amo.
- Como yo a ti, mi dueña, mi luchadora, la reina de mi corazón.
- Mi guerrero, mi rey.
- Te amo.

En medio de nuestro éxtasis, nos confesamos nuestro amor una vez más catapultándonos a la cima del nirvana, explotando en orgasmos, únicos e irrepetibles, que gritan el poder de nuestro reencuentro. Cansados y saciados colapsamos en el suelo, yo usando mi cuerpo para cubrir a mi amada, todavía en su interior, y susurrándonos palabras dulces, entramos en una especie de sueño consciente, donde lo único que existía éramos nosotros y nuestras manos acariciándonos de forma perezosa. Pudimos pasar solo minutos o varias horas en este trance, hasta que encontré la voz para hablarle a mi sol personal.

- Te amo hermosa.
- Te amo, te adoro, eres mío, mi hombre.
- Solo tuyo, como tú eres mía.
- Solo tuya.- me contesto con una hermosa sonrisa que adorno su rostro.
En medio de nuestras confesiones y demostraciones de posesión, sonaron las campanadas del reloj, diciéndome que era media noche.
- Bueno ya paso este día, pero Feliz Navidad, tengo un regalo para ti.- me levante y corrí completamente desnudo a mi habitación, donde guardaba el delicado collar que compre para ella hace años y nunca pude darle, regrese a su lado en pocos minutos y la encontré recostada en la alfombra igual como la había dejado, sin signos de vergüenza, mi princesa se había vuelto desinhibida durante nuestra separación, en otro tiempo se habría cubierto, me recosté del sofá y la arrastré a mis brazos, recosté su espalda contra mi pecho, la envolví y abrí la pequeña caja de tercio pelo, revelando la delicada joya igual que ella, con un pequeño diamante en su dije.
- Gracias Edward, esta hermoso, Dios es perfecto, pero olvidé tu regalo.- me dijo con un tierno puchero, seguro recordando que las navidades que pasamos juntos siempre me compraba un regalo, lo que sea, una libreta, un bolígrafo, pero siempre había un regalo para mi debajo de nuestro modesto pero hermoso árbol.
- Fuiste mi regalo perfecto de Navidad.- le contesté con sinceridad, pues ella era el único deseo que tenía desde hace años y si fuera un niño hubiese estado como mi primer y único deseo en mi lista de regalos.
Dándome la mas dulce sonrisa se acercó a mí y me besó con ternura y pasión, y le contesté con la misma intensidad y deseo, pues nosotros somos uno, sentimos y vivimos igual y de ahora en adelante, seremos felices juntos porque nos amamos.

- Pues feliz navidad entonces.- me contestó, para fundirnos en un apasionado beso que prometía mucho mas y una noche muy agitada, sin duda la mejor navidad de todas.







Fin





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Gracias a todos los que llegaron hasta, me siento honrada de se tomaran unos minutos para leer mis locuras.
Besos y nos leemos en la próxima.






Este OS esta participando en Contest Sintiendo la Navidad, si desean pasarse por ahi y leer las demas historias que estan hermosas, les dejo el link.



http://www.fanfiction.net/u/3429837/

lunes, 2 de enero de 2012

Feliz Año Nuevo



Hola mis amores, se que los tengo muy olvidados, pero es que el tiempo cada día se me hace menos, tengo el corazón encogido por ello, pues este es mi único desahogo, los extraño con locura, pero sobre todo pasar por sus rincones que tanto bien me hacen y dejar algunos de mis huellas por aquí para saber que piensan de ella... Bueno el motivo de esta nota es desearles una muy feliz navidad, que este año sea de paz, amor, dicha, un año de esperanza y sueños cumplidos, un año donde a pesar de lo lejos que estemos físicamente nos acerquemos mas por el latir de nuestros corazones... Los amo con locura, besos, los extraño horrores.

domingo, 1 de mayo de 2011

Llanto de Angel



Este es mi pequeño tributo para un ángel que no puedo llegar...
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Llanto de Ángel

OneShoot

Soranyi Margarita Vargas Chalas

Sonyi

Una célula, solo eso, una burbuja formada de sangre, solo eso era mi ángel, mi luz, mi sol, la alegría. Pequeño, indefenso, dulce y mi mayor felicidad. En el estaban mis sueños, esperanzas e ilusiones. Ángel, ¿donde estas?, ¿Porque te fuiste? Me preguntaba, mi ángel ya no está.

Un llanto me despierta, lo escucho desde lejos, un llanto que me dice lo mucho que me quiere… Escucharlo me desgarra, me llega a lo más profundo, porque mi ángel ya no está.

Los días pasaran y mi ángel no estará, los días seguirán mi ángel no vendrá, porque mi ángel ya no está.

El vacio en mi pecho nunca se llenara, el profundo agujero de mi corazón no cerrara, porque mi ángel ya no está.

Yo quiero escuchar el llanto de mi ángel, pero no ocurrirá, pues mi ángel se fue y no volverá jamás, porque mi ángel ya no está.

Sueños rotos, ilusiones desvanecidas, y un par de brazos vacíos es lo único que hay, pues mi ángel ya no está.

Hoy mi alma está rota, mi alma esta desecha, porque mi ángel ya no está.

Pero aunque mi ángel ya no está, en mi corazón siempre estarás, pues hay siempre habrá un lugar para mi ángel que ya no está.

Allá donde esta mi ángel es mi ángel guardián y mi pasos guiara. Nuestro señor te cuidara y me cuidas pues aunque mi ángel ya no está, mi ángel siempre será….

Te amo mi ángel………….

sábado, 26 de marzo de 2011

Hasta Siempre


Hola, aquí les dejo algo de mi. Besosssssssssssss, los amoooooo

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Hasta Siempre

One Shoot

Soranyi Margarita Vargas Chalas

Sonyi

En la habitación se sentía el calor y se respiraba el olor del acto que acaba de concluir, sus manos alrededor de su cintura, la cabeza de ella apoyada en su pecho, y sus brazos sujetándolo con fuerzas, como si se fuera a escapar, como si al salir el sol él fuera a desaparecer, pero no, ella sabía que no se iría, la amaba, la adoraba, la idolatraba y se lo había demostrado hacemos tiempo. Le hizo el amor, porque eso fue, no solo sexo, mientras estuvieron juntos el se dedico a amarla, a decirle cuanto la necesitaba, la quería, como no podía estar lejos de ella. Así en envuelta en el, rememoro la maravilloso que fue sentirlo.

El llego del trabajo, en sus ojos se notaba el cansancio, pero también la felicidad de estar en casa. Ella estaba feliz, había preparado la cena, para decirle la maravillosa noticia, inmediatamente escucho sonido de la puerta corrió al encuentro de su amado.

Enrollo sus piernas en su cintura y lo beso con pasión, deseo, pero sobre todo con amor, ese amor que la carcomía, la llenaba, la hacía feliz y él le correspondió gustoso, con las mismas ansias, con las mismas necesidad, con el mismo amor. Cuando sus cuerpos necesitaron del tan preciado aire se separaron a regañadientes, pero con la firme convicción de que era el preludio de algo.

- Hola amor, te he extrañado.- le dijo él con una radiante sonrisa.

- Yo más bebe, vamos a cenas.- le contesto ella, tomándolo de la mano y guiándolo al pequeño pero hermoso comedor que poseían en su amado hogar.

- Y esto princesa, que celebramos.- comento el al ver las velas, flores y la mesa bellamente decorada.

- Es que no puedo consentir a mi amado esposo.- hablo ella en tono inocente, si él no la conociera le hubiese creído, pero lo dejo pasar, sabía que se lo diría tarde o temprano.

Caminaron a la mesa, él como todo un caballero la ayudo a sentarse y luego hizo lo mismo, con las manos entrelazadas, y las miradas fijas comenzaron a comer. Disfrutaron de la cena en silencio, esa era una de sus grandes hazaña, no necesitaban hablar, solo el estar juntos, los hacia sonreír, ser felices, luego de unos momentos el hablo.

- Esta delicioso amor.- dijo pasando su lengua por sus labio, haciendo que ella se estremeciera.

- Gracias.- apenas contesto, y el solo sonrió, sabía lo que lograba en ella.

Muy despacio deslizo su mano por debajo de la mesa hasta tocar su muslo y el cuerpo de ella casi y salta de la silla, el solo rio con más ganas y ella le frunció el seño pero no logro su idea de parecer molesta.

Ella sintió que si no hablaba ahora, no lo haría, su esposo lograba descolocarla, alterarla y hacer que perdiera todo signo de actividad cerebral.

- Amor, tengo que decirte algo.- inicio ella, logrando que concentrara toda su atención en ella y dándose por satisfecho ya que había logrado su objetivo.

- Dime pequeña.- le dijo dándole su más hermosa sonrisa, ella solo trago el nudo en garganta y continuo.

- Sabes, fui al doctor hoy.- el inmediatamente se tenso, no concebía su vida si ella no estaba, miles de situaciones donde la perdía pasaron por su mente y se asusto, ella era todo para el, su vida, su felicidad, la mujer que mas amaba. Ella noto su estado, y sonrió para tranquilizarlo pero no lo logro del todo.

- Tranquilo amor, todo está bien, es solo que vamos a tener mucho que hacer en algunos meses.- el la miro confundido pero aliviado. Al ver ella que no iba a reaccionar decidió dar la noticia sin más.

- Vamos a tener un bebe, tengo dos meses de embarazo.- el quedo estático, no movía un musculo, y ella se tenso al pensar que no le gusto la idea.

Luego de unos segundos, en el rostro de él se dibujo las más bella de las sonrisas, se levanto, la giro hacia él, se arrodillo entre sus piernas y como si de una delicada porcelana o la más fina joya la acercó hasta que sus labio se unieron en el más dulce y tierno beso. Ella no podía estar más feliz y el estaba eufórico, su sueño de formar una familia con la mujer que más ama por fin se estaba haciendo realidad. A los pocos segundo dejo sus labio para descender hasta su plano vientre, donde descansaba el fruto de su amo, el bebe que iba a ser más amado y feliz pues ellos se encargarían de eso.

Comenzó a imaginar que seria, un varón con sus ojos y cabello o una beba como su mama y se dijo que no importaba. Comenzó a pensar en el cuarto, en los juguetes, y de su rostro no se borro una tonta sonrisa pero eso tampoco importaba, por el estuviera allí por siempre si era para sentir tanta dicha.

- Gracia amor, gracias, gracias.- decía besando su vientre, ella tampoco borraba de su rostro la estúpida sonrisa, de su rostro caían lagrimas de felicidad, se le fue la voz y solo podía sostenerse del hombre que mas amaba y que cada día lograba que lo amara mas.

- Hola bebe, soy tu papi, vas a ser muy feliz, te quiero pequeño o pequeña.- y así continuo hablándole al bebe que crecía sano fuerte en el interior de su madre.

Al tiempo de estar en esa posición, que ella pensaba que le podía resultar incomoda a él, pero que para el era la mejor del mundo, se levanto llevándosela con el, la beso con todo su amor y gratitud por hacerla feliz y ella respondió gustosa, feliz y dichosa.

Con calma, paciencia y delicadeza la guio a su habitación pues decidió demostrarle con su cuerpo lo feliz que se sentía. Al llegar a la acogedora alcoba, volvió a unir sus labios, comenzó a deshacerse de la ropa de ella, con amor, dulzura, devoción, ella por su parte ya sentía la llama de la pasión a punto de explotar, con sus manos temblorosas comenzó a deshacerse de la ropa de él, pronto a ninguno le quedaba nada, y ambos sintieron que estaban en casa, no había mejor lugar que estar piel contra piel.

El delicadamente la recostó en la cama, y comenzó a cubrir su cuerpo de besos mientras le decía lo mucho que la amaba y le agradecía por hacerlo feliz, ella gustosa recibía sus besos, y lo recompensaba con caricias, ya que no podía apartar sus manos de él. Se abrazaron, besaron, acariciaron, hasta que sus cuerpos le gritaban por mas, cuando la necesidad del otro se hizo insoportable, el se deslizo en su estrecha cabida con lentitud, como reconociéndola, marcándola y ella lo recibió gustosa, feliz adueñándose de el, asegurándose de que era él, de que era suyo y nunca se iría.

Comenzaron un vaivén celestial, diciendo palabras de amor, besándose, mirándose a los ojos, acariciándose hasta donde llegaban sus manos, se mecían con suavidad, pero con firmeza, se movían al compás, al latir de sus corazones, de sus almas, gritándose con cada estoca que se pertenecía, que se amaban.

Mucho tiempo después comenzaron a sentir la pasión a punto de consumirlos y si no salía, como ese volcán en su interior en su interior comenzaba a hacer erupción, como se acercaban a ese precipicio y lo único que necesitaban era saltar.

El maravilloso orgasmo los golpeo de tal forma, que sintieron que morirían pero al mismo tiempo renacían, diciendo sus nombres y lo mucho que se amaban alcanzaron la cima, el estasis, el mayor de los placeres. Cayeron el uno sobre el otro, el con su infinito amor rodo para acomodarla en su peso, beso su frente, y la abrazo así, pues no se sentía con fuerzas para soltarla, no se sentía con fuerzas para dejarla pues ella era suya, así como el era de ella.

Con un beso de su amor fue traída al presente, lo beso con deleite, disfrutando de su maravilloso sabor y preguntándose si algún día esa magia que compartían se iría y respondiéndose a si misma que no. Se abrazaron y con esa tonta sonrisa en sus labios volaron a los brazos de Morfeo, con la plena conciencia de que nunca dejarían de amarse, y por el contrario se amarían cada día mas.

Fin